ALFOMBRA.


No importa lo alto que subas,
la gravedad te atraerá al suelo.
Pero si el firme está cubierto
por esa nívea alfombra de niebla
el descenso a la realidad será más placentero.
Déjame caer que quiero, déjame volar otra vez al cielo.
Claro de alas al costal, sucia suela aborigen,
bajé de casa y subí la calle empinada,
repté mis intenciones, rapté un sueño.
Todos los días desiguales me marean
acercando mi destierro.
Esa nívea alfombra de niebla,
ese descenso placentero…
Rodando entre brazos invisibles,
reconociendo miradas,
yo no puedo verlos.
La verdad vertical abruma
mis horizontales intenciones.
Un paso más, átame que vuelo.
Déjame caminar
por esa nívea alfombra de niebla;
no me digas más…
Que para tocar el cielo
antes he de besar el suelo.