DE CORREAS EXTENSIBLES Y TERRONES SISADOS




Terrones de poesía sisados a las seis y cuarto,
un poco (generosa)  de café de la vecina despabilando el desánimo,
 el recuerdo apartado de sus pechos rancios
en tu boca mal amada.
Repicar de cucharillas, sinfonía gratuita,
el azúcar que ayer esperaba en las mesitas
se coló en tus bolsillos mientras te dirigías al servicio, por favor.
Distensión de caja de galletas maría, y un paquete
hundiéndose en tu vida con cuidado,
un casi sprint hasta la puerta del supermercado.
Atizando la memoria seccionada por el frío,
como desde hace siglos… el hombre amoldado.
El motor de tus pensamientos echa a andar
un día más, el coche sólo para los recados.
Te olvidaste los currículums aposta,
es hora de ojear la oportunidad o el descuido.
Como en una vieja película americana,
a  veces los contenedores de basura hacen milagros…
los escaparates de plasma continúan debatiendo en blanco o negro,
a pesar de tanta tecnología,
tótems apostando con dados trucados.
Prefieres mirar a los perros orinando en las esquinas,
marcando su camino con ilusión a diario, pobres chuchos,
como si le debieran su vida a las correas extensibles…