
Un arrebato de cólera
desgaja el pan aún blando.
Medio pollo caducado sin cabeza
observa la información rodando.
Morir mañana encaja
dentro de la ambición.
Recordar el propio olor
de la confusión excitada
al cuerpo salvaje.
Forzados al acantilado,
más métodos furtivos.
Imaginación encara al hombre,
revolviéndose, rodeándole.
Eso pasa, por provocar a la inocencia,
por repetir a la ilusión lo humillante.
Por la afluencia de pódiums y trofeos
y el vicio de
todas las iglesias.
y lo honorable, se alimentan del pobre,
pero el pobre aprendió a distinguir
lo miserable.
El poder, menos relajado,
dio una nueva orden,
la mayoría contestó,
contra todo lo probable:
“Lo lleváis claro”
Y cambió el mundo
en ese instante.