AGUA




Agua,
cruzando Cabo Sociedad,
al cabo de tanta hipocresía,
dentro de la galería hay una ruta
donde la arena brilla
pulida con guijarros de salvación.
Agua,
en medio de un océano de sal…
Cuánto más me bañaba más me escocían las heridas,
cuánto más bebía más cerca veía mi agonía.
Agua,
aquí rezuman rimas,
pasión que he bebido
desde el primer cuarto que Miguel me ofreció.
Agua,
aquí habita la libertad,
ataviados vuelos sin motor.
Aquí Montevideo me dio un premio
que Nela me acercó desde otra orilla.
Agua,
aquí conocí a Sesi amaneciendo inmenso con su niña
y a Carol traviesa, insurrecta por amor.
Agua,
aquí se compuso un destino
que me llevó a bailar compases
que se escucharán siempre
en el salón de mi playa.
Arca o Boliche, disfrutaba
navegando en su interior…
Agua,
me convertí en absenta,
verde molécula de una mar difuminado
con mis hermanos de tinta de la mano
soñando despiertos tantos sábados
esta pizca de ilusión.
Agua,
¿Mañana no existe?
¿Ya no hay más?
¿Un espejismo que acabó?
Pobre naufrago egoísta,
temiendo por mi propia sed,
cuando fuisteis
vosotros, los que conformasteis
este cuenco tejiendo una sonrisa.
Agua
que ya nunca se filtrará entre las grietas
del olvido…
Agua
que permanecerá como una melodía líquida,
como suero en mi avería
sin temor a evaporarse,
como la resaca al despertar mañana a mediodía
y otros tantos días
en que os echaré a todos de menos.
Agua.
Ojalá fluyáis con la dicha.
Porque sois todos agua en esta árida vida
y sois todos agua en mi clamor.


Dedicado a todos los que han hecho posible “El Boliche”.

VIDA INHUMANA.



Ilusos caprichosos,
los dejé en el armario zapatero
y míralos, han ido andando
hasta las figurillas de navidad
que cornisa adentro dan aliento
de vaho en primavera.
Querrán volverse a llenar de regalos...
Querrán soñar sin que les
sorprendan mis pies llanos...
Querrán distraerse con concierto
del desvarío mundano
que no les deja refrescar
su paladar de lona y caucho.
Tienen derecho a su momento,
les dejaré ahí hasta que mañana
vuelvan al tajo. ¡Que suerte tienen!
Lo que para mí significa un corte
hecho con el instrumento adecuado…
Ya ves… ellos tan tranquilos, relajados,
todavía lo entienden por trabajo…
Distraídos, comentando con muñecos,
lo arduo de su vida y lo huraño que es su dueño…
- Ahora creo que está en crisis
(dicen al papa Nöel siempre ebrio)
- ¡Se quejará! (comenta el muñeco de nieve)
yo ni siquiera soy de nieve, me siento extraño.
- ¡No te quejes! (enfatiza la zapatilla melliza)
al menos siendo de madera no te has derretido
y sigues aquí, disfrutando…
- ¿Disfrutando…? Cada cosa a su manera
y en el momento indicado, ¿Qué hago yo
esta primavera aquí plantado?
- No es para tanto ¡Hip! (balbucea Papa Nöel
borracho).
Aquí estamos mejor que en cualquier trastero
encerrados, aunque sí ¡Hip! Ahora, están
pasando un mal momento ¡Hip!!, los humanos.
Más vale que se acerquen a la vida ¡Hip!
porque el mundo ya no está de su lado…

HOTEL DEL MAR




Dos días frente al hotel del mar,
dos días furtivos en huelga de alma,
luna y lana librando sordas melodías.
Invitado al baile que se baila
en aparente calma…
¿Qué me hace pensar más lejos?
Si todo está siendo y no en mí,
no en la adormidera que me hace lamer el suero
de lo que me viene en gana.

El hotel en el que habitan las derrotas
recoge el último hálito de vida extraña.
Sus clientes suben acechando en la noche
y bajan ávidos de luz cada mañana.
Yo les observo y les cuento como vive
un vampiro tras los estertores de la nada.

Les cuento como muero, la vida pasa,
pero no me escuchan,
unos por dinero repasan la agenda.
Otros por pasión se agotan entre sábanas.

Mientras yo sigo aquí mudo,
tan etéreo,
aunque la eternidad apremie,
detengo el tiempo y descargo mi intención
de inútiles balas.
Al margen de todo,
entre mi lámpara de baja moral y el verde neón del hotel del mar,
musita un particular haz de esperanza.

EL CABARET DE LOS SUEÑOS



¿Por qué no estás ahí? Yo estoy sinuosamente socorrido por las lentes del destino. ¿Dónde te hallas? Casi pude tocarte esa noche helada en la que acariciaste mi intención. Él parece saber de qué se trata. De qué puede tratarse dado que andamos lamiendo andamios, sosteniendo el alma. La primera noche entre colillas y reinas un rey reina reinaba e inhalaba, exhalaba… Ufff... Despacio con maquillaje y sin lentejuelas rasgo a rasgo, resquebrajando miradas cardinales excepto el sur, ese que reserva para el que nunca vuelve…. O para el que nunca llama… Sea quien sea él siempre interpreta su sabor entre frambuesas natas y apoteósicas mentas que refrescan regularmente su exquisita locura cotidiana.
Este miércoles entré y ante mi dispusieron OKI, como una pantera de ojos ignífugos y afrodita guerrera. ¡¡Pechos fuera!! Gacela de mil miradas alrededor de ninguna y todas bebiendo de su boca. Retazos de altruismo maldito, entre tientas se besaban como en la canción de Francoise Hardy, ellos con ellos, ellas con ellas, de la mano, de la boca… Quiero decir que recitó desde el músculo, desde la piel, desde cada uno de sus huesos limando lo que nunca queda, como si lo supiera, se consumió una explosión de altura. La lluvia mojó el pálpito y el último púlpito de cuando creías que era la noche en la que todo se arregla .Estallaba de nuevo la locura. Divina locura. Creo haber sido testigo de un recital que nunca se rindió. Aunque habló de los amantes condenados y de los niños hambrientos, aunque no mencionó a los apartados. Los brindó todas y cada una de sus vocales ávidas de pasión. Todas y cada uno de sus versos, ellos tan perros, ellas tan lacias… Todos tan amigos y al final amargos habitantes del mismo suspiro estábamos allí. Alberga aumentos cuando recuerdo su deslizante nombre en la noche… Isidro Ayestarán. Sí Isidro. Allí estábamos todos y cada uno de nosotros olvidó su nombre por una noche, y por tu emoción, esa emoción que no cabe en ningún nombre extraño. ¿Estabas allí…? Ya lo dice su nombre… Allí estarán. Y debo decir que me alegro de haber sido uno más. Cuando todo se apague no quedarán más que sensaciones. Quien te abastezca de espíritu es buen asceta. Un valiente suicida luchando contra la ventisca. Sinceridad experta. Gracias Isidro.

Humano, demasiado humano...


Este viernes no tenía la flauta para músicas. Después de tantos años por fin sentando la cabeza… Puede que con el tiempo haya aprendido a apreciar el desgaste de ciertas vacuas tareas y su reconversión en salud y tranquilidad me enriquezca… Quizá el bolsillo ya no mide en lo relativo a pintas de cerveza. Quién sabe, incluso pudo afectarme el hecho de salir el jueves y comprobar cómo la ciudad se encontraba fría y desierta. Con Kike González en el Rubicón hablándome de la última fechoría de un local ante el concierto de un colega. Se trataba de los Chiquitones en el pub Molly Dollan. Al parecer Kike fue a ver a su amigo Macaya y su banda y se encontró con las pantallas gigantes de los partidos de fútbol encendidas sobre el mismo escenario sin ningún pudor por parte del propietario del local. Buen efecto, debió pensar, si no les interesa el concierto al menos verán partidos de fútbol de la liga inglesa…
Como iba diciendo el viernes estacioné mi amalgama de piel y huesos en casa e intenté mover el espíritu con una buena sesión de lectura que empalmaría (a efectos sinfónicos pero reales, ya que todo buen empalme exige unión física o imaginaría) con la escucha del programa de radio de mi admirado Miguel Blanco, Espacio en Blanco. La lectura fue una biografía que llevaba tiempo criando polvo en la librería, celosa me miraba de reojo mientras me hacía recordar las infidelidades regularmente cometidas con libros de alquiler de la biblioteca o incluso algún afortunado ejemplar que adquiero y poso en las estanterías después de su ansiada lectura. “Y yo aquí muerta de risa…” parecía decirme… El libro, o mejor dicho los libros, ya que son dos tomos, pertenece a una colección de biografías que una amiga me dio al mudarse de casa. La razón pudo ser el espacio o la maquetación vulgar de libro de bolsillo que no merecía vestir los estantes de la nueva estancia. Sin embargo, ya había leído varias biografías de la colección apreciando la magnífica redacción de las mismas (Allan Poe, Lord Byron, Hemingway, Cervantes, Shakespeare) incluso en la redacción de la biografía de Hemingway distinguí al creador de la Naranja Mecánica (Anthony Burguess), obra que tanto me impactó en la infancia.
La biografía, ya por fin lo diré, es la de Dostoyesvski. Una vez más se hacen ciertas las sospechas de que detrás de muchos escritores hay un espíritu aturdido, enfermo, una habitación sin ventanas o un padre que da en herencia al hijo sus complejos u otros trances trágicos en su desenlace vital que el delfín desgrana y muestra entre páginas para curar su alma. La lectura me enganchó, como suele pasarme con las biografías de creadores de tal calado. Su infancia enclaustrada y su posterior miseria en San Petesburgo comenzaron a abrirse camino hacia los primeros destellos de talento literario con su primera novela “Pobres Gentes” en la que emulaba a su compatriota Gogol, cuando caí en la cuenta de que las agujas del despertador que ya no suena por las mañanas habían superado holgadamente las dos de la madrugada, espacio en blanco había comenzado a emitirse.
El invitado de Miguel Blanco era el director de la revista Año Cero, Enrique de Vicente. En su aparición hablaba de la gran esperanza negra, Barak Hussein Obama. Con gran tensión los dos interlocutores fueron manteniendo una entrevista que puso al oyente (servidor) al corriente de todos los misterios existentes alrededor del flamante presidente del imperio. Después de varios trazos por su existencia y la casi total seguridad de que no se trata de la viva reencarnación del anticristo (tuvieron que desmentirlo, ya se sabe, las contra campañas por la presidencia llegan a tener estos tintes allá donde se carece de escrúpulos) Enrique de Vicente lanzó un mensaje de cambio “Ha llegado el momento que llevamos 30 años esperando” le decía a Miguel Blanco, mientras se extendía en la importancia del cambio, de ese cambio necesario en la humanidad. Llegados a ese punto de locución el amigo De Vicente llegó a condensar un tono épico de tal calibre que creo que todo el que en ese momento escuchase la emisora y sobre el que discurriese un ápice de sangre en las venas tuvo que considerar en su interior. “Se que algunos de los que escuchan este programa son guerreros de la luz” ¿…? “Así que este mensaje va para ellos…” “Juntos podemos vencer al mal en este momento crucial para el destino de nuestra humanidad…”. Y todo esto lo decía mientras de fondo se escuchaba el discurso de investidura de Obama y una frase se repetía constantemente cada vez con mayor insistencia hasta cerrar la entrevista: “This is the moment!!”. Acojonante de verdad. No sentía nada parecido desde que vi Rocky II y Stallone le decía a su amada Adrian con la cara llena de kétchup después de zurrarse con Apollo, “Aaaadriaaannn lo he connnseguiiiido!!”
Qué triste destino el de esta humanidad, sí, es cierto, pensé. ¿Todos necesitábamos llegar a este momento para reaccionar en cuanto a la moral, el espíritu, nuestro planeta, los recursos, etc,…?. La verdad es que somos un género de traca, el género humano. Así que después del brinco de emoción que me hizo saltar de la cama volví a recostarme entre estas reflexiones esperando 1º Que no se carguen al bueno de Obama. 2º Que ya que hemos sido tan cazurros y esto se parece a la guerra de las Galaxias le demos bien por el c… a Darth Vader y sus colegas malvados. 3º Con la ayuda de los extraterrestres ya que estamos y si todavía les merecemos algún respeto… El último de los pensamientos a modo de flashes comenzó a intrigarme. De repente era yo y sólo yo pensando en mis aspiraciones personales o sencillamente en mi necesidad de hacer flotar el barco… No, eso no Juanjo, esa es precisamente la lacra que hay que evitar, el egoísmo no conforma posturas sociales favorables al cambio. No sé si seremos “Guerreros de la Luz” pero estoy seguro de que SÍ hay que cambiar y tenemos todo por cambiar… Seguiré leyendo la biografía de Dostoyevski, creo que sus contemporáneos le enviaron a Siberia a un campo de trabajos forzados… Ahí todavía no he llegado, pero probablemente le enviaron por hacer algo distinto a los demás y además hacerlo bien, ya lo decía Nietzsche… Humano, demasiado Humano…

MARAUDER



Tetra cilíndrico entregándome
aventuras y valles
a tres mil imágenes por minuto
contra el abismo.
Bálsamo grave de pistones
iluminando un haz de vida.
Soy sólo un rugido,
una llamada sagrada
surcando su camino.
Motas de libertad
volando hasta Laredo,
cadente hacia Alisas en el bosque.
Dos ruedas lejos de la urbe inmisericorde.
La sombra de la luminosa amada descansa,
sólo una chispa y se despliega el horizonte.
Soy un merodeador solitario,
echo la siesta en la sombra de los tilos.
Allá donde vaya el viento me protege,
mi máquina me responde.

EL MAR

La gente que mira al mar
busca un punto de realismo en sus vidas,
un punto de fuga
de la presión desesperada
y de la vida que les hostiga.
La gente que mira al mar
se pierde con sus corrientes
entre la belleza de sus curvas,
navegando despiertos
entre la fantasía de sus líneas.
El horizonte es un fin
que les mide a todos por igual,
cada ola es cada uno de ellos
luchando por mantenerse con ilusión,
desgastándose en su camino,
rompiendo hacia la orilla.


La verdad, la persona que mira al mar
siempre olvida,
aunque es preciso fundirse
entre sus sábanas
como un amante entregado
a su juego peculiar,
sin objetivos ni alardes,
entregándose con pasión y sin mentiras.
El mar es una reunión de almas perdidas,
sus tonos suelen ir desde el verde
de la esperanza por llegar
hasta el azul de la melancolía,
de la melancolía y la evasión.
¿Qué seríamos si no fuese por el mar?.
Si todos nuestros sentimientos
se deslizan líquidos por nuestra vida,
si todo lo que somos no es más,
que mar añorando un reencuentro,
una partida.