JOHN KEEL.




Impacientes por morir
tiraron de la cadena.
La corriente le llevó de la mano,
todo gira, se tambalea.

Apagaron su sintonización interior,
la comunicación era su era.
El niño ninguneado
creció en su ceguera.

La historia no ayuda, pesa.
Bebida supervivencia,
ensanchada de parte a parte,
envidando a la naturaleza.

Nos observan mofándose,
nos observan mofándose,
nos observan mofándose,
soy tristemente previsible
y no se nada.

“Algo que toma muchísimas formas convive desde el principio de los tiempos y juega de forma malévola con nosotros…”

MI PIEL DESEA SU SUDOR.


Mi piel desea su sudor,
quiere saber quién es quién
para caerse bien;
volver alrededor
de la primera piel.

Mis toxinas invasoras
no son mías,
me las pegaron a cambio
de un poco de honra pagada
a deshoras, en una barra
de la calle del Sol.

Mis carrillos y mis mollejas
parecen flotar sugiriéndome
mezclar mi carne
con los vapores de la birra
al birrete.

Mi cabeza declara estar muerta,
ha sido asesinada.
Los espejos de mi casa
se abalanzan de la mano
de la realidad, mal disimulada.

Pero yo no soy así.
Soy un atleta en paro
padeciendo una criba,
crisis incrustada en mi escenario.

Será porque dentro de cualquier ángel
siempre se le dejan
galletas y sorbos al diablo.
Será porque dentro de cualquier orden
habita el cataclismo,
el calendario de piel espesa que pica
deseando soltar lastre
y encontrar una salida.
Correr, correrse, correrme;
agotarse y agotarme,
abandonar esta montaña rusa y sucia.

Mi piel desea su sudor.
Una pena,
que al ponerme el chándal
descubra lo cómodo que resulta
para estar tumbado.
Dos penas,
con el mando en la mano
pero sin voluntad de ser
mi propio amo.

LA CEBOLLA


Mis manos huelen a cebolla,
yo celebro su cuerpo crujiente,
íntimo, sensible y complaciente.
Buena madre, mejor hija,
protegiendo lo invisible
con su pudoroso tacto,
curvo, lúbrico y palpable,
adherido a la nación tersa y tensa
que cubre espasmos en su piel querida.
Entregada a su destino,
estallando en mi sonrisa,
retozando por sus tajos,
desnudándola.
Prenda a prenda,
apoderándome de su inocencia perdida.
Gozo sus extremos dorados
bañados por el oro hirviendo,
exaltados, palpitando
el último hálito de vida
entre mis brazos.
Mis manos huelen a cebolla,
asesino confeso sin salida.
Su alma traspasará mi ser,
brincará al vacío de mi recuerdo,
de mi voz y mi piel.
Y no niego el por qué…
Fue su textura mágica,
su color majestuoso,
su geometría,
como todo lo bello,
algo bueno que te haga izar
amor renovado cada día.

VIVA SUPER COCO!! (cumple 40 años)



La alocada línea
rozando el vacío.
Comisuras aladas de teleñeco.
Ojos de flipado,
nariz de bolinga,
brazos de molinillo.
Super Coco lo tiene claro,
hay que vivir sin tanto cuento,
la diferencia entre delante y detrás
o arriba y abajo
-que otros tantos han confundido-
Un visionario,
explicándote lo complejo
desde lo más sencillo.
Somos mocos universales,
propensos a gripes de todo tipo,
espesos polluelos sin alas,
intensos catedráticos
calzando katiuskas,
estereotipos que apenas se mojan,
a no ser que el río se nos lleve
o nos embarguen el piso,
o nos amedrenten con el 2012
o algún que otro cataclismo.
Yo cuando sea mayor
quiero ser como SUPER COCO;
ir de acá para allá
volando con mi mente,
sin que me remate mi suerte,
echando siempre unas risas,
porque esta vida es un juego
que aparte de sacrificio
tiene un final, y el mío,
como el de Super Coco
puede que exista
pero tú no lo viste.

El Rosal en el Desierto.


Reclamo y mantilla
de sable.
Perpetuo salvaje.
Descontento a la rendición,
irónicamente,
propenso a su suerte.
Cobre salado, ácido, azulado.
Soldado para mantener
la barandilla que envejece.
Ruinas y cables desordenados,
motores gripados,
Dios sin religión.
¿Cómo es ella?
Contestación:
"Sin esfuerzo pocas veces
se consigue el fin perseguido"
¿Y entonces?
Descoyunta tus sentidos,
únelos.
Piensa en un rosal en el desierto.

UN SEGUNDO MÁS


Un segundo más
amando la imperfección en llamas,
amando el aire al vacío,
amando donde brotan lágrimas.
Da igual qué será mañana,
teniéndose,
cogiéndose,
abandonando mi cuerpo
al hueco que tu cuerpo emana.
Amando todo lo vivo;
incluso después que caiga.
Un abrazo furioso en el alma,
creador un segundo más,
una sonrisa, una mirada.
Amando todo lo vivo;
incluso la libertad del perdedor
de equivocarse mañana.
Inconsciente si,
mientras vamos juntos
donde la penumbra no arraiga,
juntos, brillándonos a los ojos,
volando nuestra pequeña estrella,
un segundo más...

POMPAS DE JABÓN.




Al desear se murió,
al casar sus bajos muros
con la estrechez de un callejón.
Al desear se murió,
al soñar con partículas
fragmentándose en partículas
todo se desvaneció.
Al desear se murió,
proyectó ser hombre bala,
quiso ser blanco y acertaron,
quiso calar y el eco falló.
Al desear se murió,
mamá mató a papá,
el hijo quiso seguir su rastro,
andaba sólo buscando
al verdugo de otra unión.
Al desear se murió,
las horas imaginaron dias
rendidos ante la losa
de etérea ilusión.
Al desear se murió,
a cada deseo asomó un abismo,
con la falta de deseo
llegó la negación (de uno mismo).
Hoy está naciendo de nuevo,
olvidando lo vivido,
volverá a morir de nuevo,
sufriendo sin deseo,
porque si no...
¿Qué sería de la vida?
Pompas de jabón.

Por estar a tu lado




El periodista de cuero
se cuela invitado.
Sus ruedas no despejan
perfil,
recomiendan lágrimas
recorriendo juntas
escapes fumados.
Consuela la vejiga suave,
alegría en sus cantos,
susurrando hacia dentro,
relamiel de tus labios.
El periodista de cuero
busca el mundo
deseando morir.
Anoche le preguntaron
que qué contemplaba...
Anoche.
Sus armas son brazos,
siempre y confiado,
por eso no llora,
sorbe sonriente
dulce y salado.
El periodista de cuero
no existe, le viste
palpitando.
Prueba a colarte
entre posos
de cromado.
El periodista de cuero
no existe,
le inventé
por estar a tu lado.

NOS OBSERVAN...




Durante esta segunda etapa de mi estancia en el Reino Unido estoy descubriendo muchas más cosas de las que imaginaba en un principio. La Merodeadora me lleva por estas carreteras serpenteantes entre valles y bosques que parecen atraparnos a ambos. Los olores penetrantes, el colorido de las villas y algún que otro dolor de espalda surgen por los más de 3000 kilómetros realizados en estas dos semanas. Cualquier oportunidad es aprovechada para no dejar un hueco pendiente en este país tan apático en su climatología pero tan afable entre sus gentes. Ella no se queja lo más mínimo, es más, me anima con brio a seguir abriendo gas. Todavía no hemos dado el gran salto hacia Escocia, pero ya venimos avisando llegando al límite de su frontera en ambas costas. En la costa este el día fue soleado, casi como en España, Whitby era una fiesta. En la costa oeste todo cambió. Al llegar a Scoth Corner comenzó a llover con fuerza, sin indicios de revancha. Tuve que frenar en un apeadero para ponerme el traje de agua antes de empaparme. Cuando cabalgábamos por las altas llanuras el viento golpeaba con fuerza y yo me agarraba al manillar pensando cuándo pararía. La merodeadora perdió el estribo derecho, seguramente como consecuencia de las vibraciones del motor en la autopista, y por qué no reconocerlo, también a causa de mi negligencia al no fijar la tornillería como debería haber hecho antes de un largo viaje. Comí dándome una tregua con un ojo puesto en lo que ya parecía el diluvio, y yo a más de trescientos kilómetros de casa intentándome concentrar en el surtido de salsas desconocidas para mi paladar, maldiciéndome por no haber previsto lo sucedido. Continué por la carretera que bordea el Atlántico hacia el norte, la lluvia me dio una tregua y aproveché para parar en un pequeño pueblo costero de bonito nombre: Maryport. El pueblo estaba prácticamente desierto, fuimos buscando el infinito y llegamos al final de un solitario espigón desde el cual se podía ver el muelle y atisbar el océano. Pensé en sacar unas fotos, la moto estaba aparcada al pié de un poste. Enfoqué la moto y al ir a enfocar vi que era yo el observado. No daba crédito a lo que veía, debo reconocer que en un día gris, al final de ese espigón, sin nadie más no unicamente allí, sino en lo que alcanzaba mi visión... Se me erizó el vello, y no de frío precisamente... Una caja negra fijada al poste, a unos tres metros de altura, en la que no había reparado, porque no era más que una caja negra en lo alto de un poste momentos antes, se encendió sobre la moto y un gran ojo apareció ipsofacto. El ojo "humano" me seguía en mis movimientos. No se trataba del efecto que producen ciertas miradas reflejadas en determinados cuadros... El ojo parpadeaba y continuaba mis movimientos como si realmente una persona me estuviese observando. Es más, me estaban observando. Por un instante pensé en que quizá también me quisiera decir algo, me acerqué, pero no escuché nada, tan sólo vi como bajaba su párpado hasta mirarme desafiante desde su puesto, desafortunadamente el ojo transmitía sensaciones no demasiado halagüeñas, parecía sentirse incómodo con mi presencia. Le enfoqué una primera vez y al sacarle una foto parpadeó. Manda cojones, pensé... Si al final le voy a tener que poner el corrector de ojos rojos de la cámara y todo... En el último intento le pillé de imprevisto, arranqué la moto y me fuí a lo alto del pueblo a observar el horizonte y sentir su viento. Definitivamente el horizonte no nos iguala, porque hay muchas diferencias entre diferentes horizontes, diferentes iguales no igualan, el horizonte de la costa oeste de Inglaterra es más amplio, más ancho y seguramente más profundo que el del Cantábrico. Casi olvidé que hacía tan sólo unos minutos me observaban, me pregunto por qué, me pregunto si en algún momento dejarán de observarnos. Las fotos que saqué son inmóviles testigos de mi destino aquí, tan ávido de movimiento. George Orwell no escribió 1984 para que unos paletos se volviesen multimillonarios con un programa de tv. llamado gran hermano. Benditos paletos forrados y bendito G. Orwell, bendito pobre ojo atrapado en lo alto de un poste en medio de la nada, si girasen su vista al océano su pupila mutaría del gris a los sueños. Benditos todos ellos y benditos mis viajes en moto... Amén.

ÚLTIMA MIRADA AL CANTÁBRICO




Mi última mirada
bahía ondea.
Mi última mirada
merodea tus aristas.
Se aleja flotando,
reza a la espuma,
caliza melancolía.
Mi última mirada
zarpa el pecho
de este hombre loco,
pero no de atar.
Mi última mirada
rezuma aguas benditas,
sal ininterrumpida.
La última mirada
deja a la madre
en la orilla,
y el hijo,
sin querer queriendo,
diseña la escapatoria
a su mirada;
si la siguiese, agitado,
me hundiría.

EVITARME



Los árboles han de evitarme,
la carretera y la sangre,
la luz, la luna ha de evitarme,
tratad todos de evitarme,
que nadie pueda atraparme
ni yo pueda saberme
y transcurra sin sentirme
sin tocarme
sin ser yo…
Quiero reventar dentro
de una malla de mariposas
y escaparme
sin que mis colores vuelen
ni mis alas giren,
un torso que huye
de ser yo…
La carne ha de evitarme,
el tiempo y la distancia
han de evitarme,
sin ser cuando no era nadie
y nada me envolvió.
La vida ha de evitarme
y las calles, las miradas
han de evitarme,
sabed que la sed
de mis instintos
retiene abismos
del último instante
que mi ego me dio.

EL ARTE EN NAWTON.


TODO SE PEGA, MENOS LA BELLEZA.

Me siento como el albatros de Baudelaire…
Harto de cubierta.

El arte en Nawton.
El arte de pasar sin pesar…
El arte de asociarse
a la monotonía,
de pedalear manecillas
de enfermo fundamento.
De dormir al despierto
sin paladear el abismo.


Tan difícil de creer por mí,
crudo en el escepticismo…
Tan fácil apartarme y seguir…
No intentar explicar a nadie que
conjugo soledad
como mi mejor compañera,
que aborrezco ser gregario
del tiempo aturdido.
Tan fácil volar…
Tan necesario ese abismo…

Pero los marineros no entienden,
disfrutan con su juego,
Intentan rendirme a la conformidad
de perdido heroísmo.
Racionar su verdad y seguir
siempre igual,
absortos al conjunto comprimido.
Sería tan fácil apartarme y seguir…
Que a veces creo que ese es el camino.

CANTOS VIVOS.



CANTOS VIVOS.

Se han transformado los dos,
al revivir cuentan sus años pasar
mientras te observan.
Amalgama de energía y libertad,
puedes llamar a su casa y conversar
desde su pensamiento sin problema.
¿A quién quieres llorar?
Si no recuerdas, pero sí puedes soñar,
abre las ventanas de sus ojos y sueña…


VÍCTOR MANUEL.

Víctor Manuel nació el 7 de julio de 1947 en Mieres del Camino, Asturias, en el norte de España, hijo de Jesús, ferroviario, y Felicita, comerciante. Sus abuelos Víctor y Ángel, al que no llega a conocer pues murió en la Guerra Civil, ejercerían una gran influencia en él.

JOAN MANUEL SERRAT.

Joan Manuel Serrat i Teresa (Barcelona, 27 de diciembre de 1943) es un cantautor catalán, una de las figuras más destacadas de la canción moderna tanto en lengua castellana como catalana. Algunos de sus temas de más éxito han sido poemas musicalizados basados en las obras de algunos de los más laureados poetas de ambas lenguas (como Antonio Machado, Miguel Hernández, Joan Salvat-Papasseit...), si bien algunas de sus propias letras se podrían considerar entre lo más granado de la poesía de ambas literaturas.

RAIMON.

Raimon nace en Xàtiva (València, España) el 2 de diciembre de 1940, en la calle Blanca, calle que citará en diferentes canciones. De joven trabaja un par de años en la emisora de radio de su villa, donde se introduce en el mundo del disco y conoce las interpretaciones de gente tan diversa como Juliette Gréco, The Platters o Juanito Valderrama.

PACO IBÁÑEZ.

Paco Ibáñez (Valencia, 20 de noviembre de 1934) es un cantante español, cuya trayectoria artística la ha dedicado casi íntegramente a realizar versiones musicadas de poetas españoles, antiguos y contemporáneos.
El ministro de Cultura del Gobierno de Mitterrand, le otorga la Medalla de las Artes y las Letras en 1983. No la acepta: "Un artista tiene que ser libre en las ideas que pretende defender. A la primera concesión pierdes parte de tu libertad. La única autoridad que reconozco es la del público y el mejor premio son los aplausos que se lleva uno a casa.

QUIQUE GONZÁLEZ.

Uno de los más grandes cantautores del rock español, si te gústa éste tipo de música, no déberías dejarlo pasar sin más. Sus letras cuentan historias que llegan a alguna parte en la que te hace sentir.
Quique González creció en Madrid y, tras acabar sus estudios y realizar diversos trabajos en Mallorca (como animador turístico en un hotel) y Londres (en un McDonald's), decidió intentar dedicarse a su pasión, la música. Actualmente vive en Cantabria y de vez en cuando se toma unas cañas en el Rubicón (Santander).

JAVIER KRAHE.

Nacido en el Barrio de Salamanca de Madrid, estudió en el Colegio del Pilar, por el que también pasaron muchos de los actuales políticos españoles. Inició estudios de Empresariales, pero los dejó para dedicarse al cine como ayudante de dirección.
Mientras hacía el servicio militar, conoce al amor de su vida, la canadiense Annick, con la que parte a Canadá. En 1967 se establece en París, donde empieza su carrera como letrista, inspirado por el ejemplo de Georges Brassens y Leonard Cohen.

JOAQUÍN SABINA.

Joaquín Martínez Sabina nació en Úbeda (Jaén) el 12 de febrero de 1949. Hijo de un comisario de policía, con 14 años comenzó a escribir poemas y a componer música en una banda formada por amigos, los Merry Youngs, que se dedicaban sobre todo a versionar a cantantes de rock como Elvis Presley, Chuck Berry y Little Richard. Cursó el bachillerato con las monjas Carmelitas y los sacerdotes Salesianos, en una época en la que escribía versos y leía a Fray Luis de León, Jorge Manrique y José Hierro mezclados con Proust, Joyce y Marcuse.

LUIS EDUARDO AUTE.

Luis Eduardo Aute (Manila, 1943) pertenece a esa generación de artistas que enriquecen la segunda mitad del siglo XX y que continúan ennobleciendo el XXI. Aute publicó su primer disco en 1968, con el Aleluya nº1 dentro. Creador heterogéneo, desde sus comienzos ha mezclado música, pintura, cine y poesía. Amante de las obras sostenidas con ideas.

SILVIO RODRÍGUEZ.

Silvio Rodríguez Domínguez (San Antonio de Los Baños, Cuba, 29 de noviembre de 1946). Músico, poeta y cantautor cubano.
Exponente de la música cubana surgida con la revolución, Silvio es uno de los cantautores cubanos con más relevancia internacional. Junto con Pablo Milanés, Noel Nicola y otros músicos crearon el movimiento de la nueva trova cubana.

ÉL Y SU ALZHEIMER.


Todo vuelve en forma
de falso brillo,
pareció un suicidio
y la locura es sana.

Entre tanto vivido
no recuerdo nada.

Disolver la vida
hirviendo agua,
recorrer pasillos
repitiendo mañana.

Entré vívido,
no recuerdo nada.

Los niños ansían senectud,
los mayores excusan filigranas.

Estaré bebido,
no recuerdo nada.

No estoy álgido, no caí,
no quiero que me dediquen un si asiento…
Ni esperar tu si parada…
Yes momma….

Entraré en el olvido,
no recuerdo nada.

Los aspavientos santanderinos,
espantosas aspas,
en vez de parecer prefiero
aparecer cada mañana.

Entre tanto ídolo
no recuerdo nada.

La última noche que te besé,
nadie te besó.
La última caricia que me diste,
notó mi piel sin tocarla.

Te quiero tanto y,
no recuerdo nada.

Me fui porque no me encontraba
para volver donde ya estaba.
No me entiendo, no me entienden,
no sé desde cuándo hasta dónde.

Me perderé en mí, porque…
No recuerdo nada.

NORMANDIA




Hubo un tiempo en que los hombres no pensaban, morían.
Hubo un tiempo en que la única verdad silbaba entre líneas enemigas.
Se le llamaba paz al único descanso que volcaba el mundo de una parte.
Se le llamaba guerra a la ambigüedad rompiéndose entre fragmentos de carne.
Siendo testigos de lo que quedó sólo puedo pensar en lo que resta. Tantas cruces inmaculadas formando batallones inertes, tantos recuerdos rozando el fetichismo cruel. Tanta estupidez y entre tanto, unas pocas ambiciones, terribles ambiciones arrastrando generaciones al abismo.
Aún hoy nos dan muerte por una mentira, por el oro negro o por la crecida del poder.
Me pregunto si hemos aprendido algo, si queremos aprender algo o si el alma humana es tan oscura que tan sólo tiene lo que se merece. Quiero pensar que en este momento, independientemente de las circunstancias, la esperanza está enseñando el camino al hombre. Debemos ser libres por encima de cualquier circunstancia.
Existe cierto aire de debilidad en el que no lucha, pero no en el que no se rinde.
Proyectamos un viaje para conocer qué había sido de aquel desembarco, para apreciar el flujo de la vida entre los caminos devastados de otra época, las ciudades en ruinas, el alma destruida.
Nos encontramos con gente sonriente, con librerías en todas las calles, en todos los lugares, estanterías para todos los gustos, de todos los colores; un ambiente bohemio, casi informal y el resurgimiento de un sueño sesenta y cinco años antes, la vida.
La cultura salvará al hombre. Normandía es el mejor ejemplo. Nada como abrir un libro y adentrarse en su magia para olvidar el tacto del gatillo y pensar dos veces, si en una guerra, en cualquier guerra, al que se elimina o mata no es al enemigo, sino a uno mismo.
Todavía hoy nadie duda que algo o todo está pendiente entre líneas, pero que sean versos los que formen. Nadie niega que se planteen tácticas, pero que sea la verdad sin retórica la que ensalce la belleza. Nadie desconoce las sombras del alma humana, pero que sean palabras las que tomen el testigo, palabras que emanen sentimientos elevados, capaces del hombre.
Hoy desde este texto quiero que todos nos desnudemos juntos, que caigan todos los uniformes; porque el ser que debe habitarnos a todos es y puede ser quien haga sentir el orgullo a las generaciones venideras del auténtico reto que alberga este mundo. Convivir en armonía y disfrutar siendo nosotros mismos. Y repito:
Existe cierto aire de debilidad en el que no lucha, pero no en el que no se rinde. Luchemos todos juntos. Sabemos que es necesario, sabemos que es posible.

Juanjo Galíndez.

YORK








Despierto en cambio,
aires pareceres,
amputado perpetuo espíritu,
niño lagarto.
Colándome en afán
despierto entre habitaciones,
duermo limpiando el cielo,
cielo transparente.
Dislocada lengua,
atrofiado paladar,
revoltosa mente.
Retornando arduos rasgos,
buscando llaves que abran
cerraduras de colores.
Largos caminos empedrados,
testigos guijarros anglosajones.
Es fácil ser feliz en York,
quebrarse en Helmsley.
Pienso en lo que quedó,
atiendo a un árbol,
rezo a la vida,
de repente, fluye y surge,
la lejana sonrisa, macerado inerte,
ilusiones estelas
galopando a su suerte.
Ese que yo era, sigue,
entre claves ojos,
sobre vocablos viento,
más que palabras, sentimiento.
Este mundo no vive al margen,
lo llevo dentro,
Él no me atrapa, aunque quiere…
Será que soy libre.

AGUA




Agua,
cruzando Cabo Sociedad,
al cabo de tanta hipocresía,
dentro de la galería hay una ruta
donde la arena brilla
pulida con guijarros de salvación.
Agua,
en medio de un océano de sal…
Cuánto más me bañaba más me escocían las heridas,
cuánto más bebía más cerca veía mi agonía.
Agua,
aquí rezuman rimas,
pasión que he bebido
desde el primer cuarto que Miguel me ofreció.
Agua,
aquí habita la libertad,
ataviados vuelos sin motor.
Aquí Montevideo me dio un premio
que Nela me acercó desde otra orilla.
Agua,
aquí conocí a Sesi amaneciendo inmenso con su niña
y a Carol traviesa, insurrecta por amor.
Agua,
aquí se compuso un destino
que me llevó a bailar compases
que se escucharán siempre
en el salón de mi playa.
Arca o Boliche, disfrutaba
navegando en su interior…
Agua,
me convertí en absenta,
verde molécula de una mar difuminado
con mis hermanos de tinta de la mano
soñando despiertos tantos sábados
esta pizca de ilusión.
Agua,
¿Mañana no existe?
¿Ya no hay más?
¿Un espejismo que acabó?
Pobre naufrago egoísta,
temiendo por mi propia sed,
cuando fuisteis
vosotros, los que conformasteis
este cuenco tejiendo una sonrisa.
Agua
que ya nunca se filtrará entre las grietas
del olvido…
Agua
que permanecerá como una melodía líquida,
como suero en mi avería
sin temor a evaporarse,
como la resaca al despertar mañana a mediodía
y otros tantos días
en que os echaré a todos de menos.
Agua.
Ojalá fluyáis con la dicha.
Porque sois todos agua en esta árida vida
y sois todos agua en mi clamor.


Dedicado a todos los que han hecho posible “El Boliche”.

VIDA INHUMANA.



Ilusos caprichosos,
los dejé en el armario zapatero
y míralos, han ido andando
hasta las figurillas de navidad
que cornisa adentro dan aliento
de vaho en primavera.
Querrán volverse a llenar de regalos...
Querrán soñar sin que les
sorprendan mis pies llanos...
Querrán distraerse con concierto
del desvarío mundano
que no les deja refrescar
su paladar de lona y caucho.
Tienen derecho a su momento,
les dejaré ahí hasta que mañana
vuelvan al tajo. ¡Que suerte tienen!
Lo que para mí significa un corte
hecho con el instrumento adecuado…
Ya ves… ellos tan tranquilos, relajados,
todavía lo entienden por trabajo…
Distraídos, comentando con muñecos,
lo arduo de su vida y lo huraño que es su dueño…
- Ahora creo que está en crisis
(dicen al papa Nöel siempre ebrio)
- ¡Se quejará! (comenta el muñeco de nieve)
yo ni siquiera soy de nieve, me siento extraño.
- ¡No te quejes! (enfatiza la zapatilla melliza)
al menos siendo de madera no te has derretido
y sigues aquí, disfrutando…
- ¿Disfrutando…? Cada cosa a su manera
y en el momento indicado, ¿Qué hago yo
esta primavera aquí plantado?
- No es para tanto ¡Hip! (balbucea Papa Nöel
borracho).
Aquí estamos mejor que en cualquier trastero
encerrados, aunque sí ¡Hip! Ahora, están
pasando un mal momento ¡Hip!!, los humanos.
Más vale que se acerquen a la vida ¡Hip!
porque el mundo ya no está de su lado…

HOTEL DEL MAR




Dos días frente al hotel del mar,
dos días furtivos en huelga de alma,
luna y lana librando sordas melodías.
Invitado al baile que se baila
en aparente calma…
¿Qué me hace pensar más lejos?
Si todo está siendo y no en mí,
no en la adormidera que me hace lamer el suero
de lo que me viene en gana.

El hotel en el que habitan las derrotas
recoge el último hálito de vida extraña.
Sus clientes suben acechando en la noche
y bajan ávidos de luz cada mañana.
Yo les observo y les cuento como vive
un vampiro tras los estertores de la nada.

Les cuento como muero, la vida pasa,
pero no me escuchan,
unos por dinero repasan la agenda.
Otros por pasión se agotan entre sábanas.

Mientras yo sigo aquí mudo,
tan etéreo,
aunque la eternidad apremie,
detengo el tiempo y descargo mi intención
de inútiles balas.
Al margen de todo,
entre mi lámpara de baja moral y el verde neón del hotel del mar,
musita un particular haz de esperanza.

EL CABARET DE LOS SUEÑOS



¿Por qué no estás ahí? Yo estoy sinuosamente socorrido por las lentes del destino. ¿Dónde te hallas? Casi pude tocarte esa noche helada en la que acariciaste mi intención. Él parece saber de qué se trata. De qué puede tratarse dado que andamos lamiendo andamios, sosteniendo el alma. La primera noche entre colillas y reinas un rey reina reinaba e inhalaba, exhalaba… Ufff... Despacio con maquillaje y sin lentejuelas rasgo a rasgo, resquebrajando miradas cardinales excepto el sur, ese que reserva para el que nunca vuelve…. O para el que nunca llama… Sea quien sea él siempre interpreta su sabor entre frambuesas natas y apoteósicas mentas que refrescan regularmente su exquisita locura cotidiana.
Este miércoles entré y ante mi dispusieron OKI, como una pantera de ojos ignífugos y afrodita guerrera. ¡¡Pechos fuera!! Gacela de mil miradas alrededor de ninguna y todas bebiendo de su boca. Retazos de altruismo maldito, entre tientas se besaban como en la canción de Francoise Hardy, ellos con ellos, ellas con ellas, de la mano, de la boca… Quiero decir que recitó desde el músculo, desde la piel, desde cada uno de sus huesos limando lo que nunca queda, como si lo supiera, se consumió una explosión de altura. La lluvia mojó el pálpito y el último púlpito de cuando creías que era la noche en la que todo se arregla .Estallaba de nuevo la locura. Divina locura. Creo haber sido testigo de un recital que nunca se rindió. Aunque habló de los amantes condenados y de los niños hambrientos, aunque no mencionó a los apartados. Los brindó todas y cada una de sus vocales ávidas de pasión. Todas y cada uno de sus versos, ellos tan perros, ellas tan lacias… Todos tan amigos y al final amargos habitantes del mismo suspiro estábamos allí. Alberga aumentos cuando recuerdo su deslizante nombre en la noche… Isidro Ayestarán. Sí Isidro. Allí estábamos todos y cada uno de nosotros olvidó su nombre por una noche, y por tu emoción, esa emoción que no cabe en ningún nombre extraño. ¿Estabas allí…? Ya lo dice su nombre… Allí estarán. Y debo decir que me alegro de haber sido uno más. Cuando todo se apague no quedarán más que sensaciones. Quien te abastezca de espíritu es buen asceta. Un valiente suicida luchando contra la ventisca. Sinceridad experta. Gracias Isidro.

Humano, demasiado humano...


Este viernes no tenía la flauta para músicas. Después de tantos años por fin sentando la cabeza… Puede que con el tiempo haya aprendido a apreciar el desgaste de ciertas vacuas tareas y su reconversión en salud y tranquilidad me enriquezca… Quizá el bolsillo ya no mide en lo relativo a pintas de cerveza. Quién sabe, incluso pudo afectarme el hecho de salir el jueves y comprobar cómo la ciudad se encontraba fría y desierta. Con Kike González en el Rubicón hablándome de la última fechoría de un local ante el concierto de un colega. Se trataba de los Chiquitones en el pub Molly Dollan. Al parecer Kike fue a ver a su amigo Macaya y su banda y se encontró con las pantallas gigantes de los partidos de fútbol encendidas sobre el mismo escenario sin ningún pudor por parte del propietario del local. Buen efecto, debió pensar, si no les interesa el concierto al menos verán partidos de fútbol de la liga inglesa…
Como iba diciendo el viernes estacioné mi amalgama de piel y huesos en casa e intenté mover el espíritu con una buena sesión de lectura que empalmaría (a efectos sinfónicos pero reales, ya que todo buen empalme exige unión física o imaginaría) con la escucha del programa de radio de mi admirado Miguel Blanco, Espacio en Blanco. La lectura fue una biografía que llevaba tiempo criando polvo en la librería, celosa me miraba de reojo mientras me hacía recordar las infidelidades regularmente cometidas con libros de alquiler de la biblioteca o incluso algún afortunado ejemplar que adquiero y poso en las estanterías después de su ansiada lectura. “Y yo aquí muerta de risa…” parecía decirme… El libro, o mejor dicho los libros, ya que son dos tomos, pertenece a una colección de biografías que una amiga me dio al mudarse de casa. La razón pudo ser el espacio o la maquetación vulgar de libro de bolsillo que no merecía vestir los estantes de la nueva estancia. Sin embargo, ya había leído varias biografías de la colección apreciando la magnífica redacción de las mismas (Allan Poe, Lord Byron, Hemingway, Cervantes, Shakespeare) incluso en la redacción de la biografía de Hemingway distinguí al creador de la Naranja Mecánica (Anthony Burguess), obra que tanto me impactó en la infancia.
La biografía, ya por fin lo diré, es la de Dostoyesvski. Una vez más se hacen ciertas las sospechas de que detrás de muchos escritores hay un espíritu aturdido, enfermo, una habitación sin ventanas o un padre que da en herencia al hijo sus complejos u otros trances trágicos en su desenlace vital que el delfín desgrana y muestra entre páginas para curar su alma. La lectura me enganchó, como suele pasarme con las biografías de creadores de tal calado. Su infancia enclaustrada y su posterior miseria en San Petesburgo comenzaron a abrirse camino hacia los primeros destellos de talento literario con su primera novela “Pobres Gentes” en la que emulaba a su compatriota Gogol, cuando caí en la cuenta de que las agujas del despertador que ya no suena por las mañanas habían superado holgadamente las dos de la madrugada, espacio en blanco había comenzado a emitirse.
El invitado de Miguel Blanco era el director de la revista Año Cero, Enrique de Vicente. En su aparición hablaba de la gran esperanza negra, Barak Hussein Obama. Con gran tensión los dos interlocutores fueron manteniendo una entrevista que puso al oyente (servidor) al corriente de todos los misterios existentes alrededor del flamante presidente del imperio. Después de varios trazos por su existencia y la casi total seguridad de que no se trata de la viva reencarnación del anticristo (tuvieron que desmentirlo, ya se sabe, las contra campañas por la presidencia llegan a tener estos tintes allá donde se carece de escrúpulos) Enrique de Vicente lanzó un mensaje de cambio “Ha llegado el momento que llevamos 30 años esperando” le decía a Miguel Blanco, mientras se extendía en la importancia del cambio, de ese cambio necesario en la humanidad. Llegados a ese punto de locución el amigo De Vicente llegó a condensar un tono épico de tal calibre que creo que todo el que en ese momento escuchase la emisora y sobre el que discurriese un ápice de sangre en las venas tuvo que considerar en su interior. “Se que algunos de los que escuchan este programa son guerreros de la luz” ¿…? “Así que este mensaje va para ellos…” “Juntos podemos vencer al mal en este momento crucial para el destino de nuestra humanidad…”. Y todo esto lo decía mientras de fondo se escuchaba el discurso de investidura de Obama y una frase se repetía constantemente cada vez con mayor insistencia hasta cerrar la entrevista: “This is the moment!!”. Acojonante de verdad. No sentía nada parecido desde que vi Rocky II y Stallone le decía a su amada Adrian con la cara llena de kétchup después de zurrarse con Apollo, “Aaaadriaaannn lo he connnseguiiiido!!”
Qué triste destino el de esta humanidad, sí, es cierto, pensé. ¿Todos necesitábamos llegar a este momento para reaccionar en cuanto a la moral, el espíritu, nuestro planeta, los recursos, etc,…?. La verdad es que somos un género de traca, el género humano. Así que después del brinco de emoción que me hizo saltar de la cama volví a recostarme entre estas reflexiones esperando 1º Que no se carguen al bueno de Obama. 2º Que ya que hemos sido tan cazurros y esto se parece a la guerra de las Galaxias le demos bien por el c… a Darth Vader y sus colegas malvados. 3º Con la ayuda de los extraterrestres ya que estamos y si todavía les merecemos algún respeto… El último de los pensamientos a modo de flashes comenzó a intrigarme. De repente era yo y sólo yo pensando en mis aspiraciones personales o sencillamente en mi necesidad de hacer flotar el barco… No, eso no Juanjo, esa es precisamente la lacra que hay que evitar, el egoísmo no conforma posturas sociales favorables al cambio. No sé si seremos “Guerreros de la Luz” pero estoy seguro de que SÍ hay que cambiar y tenemos todo por cambiar… Seguiré leyendo la biografía de Dostoyevski, creo que sus contemporáneos le enviaron a Siberia a un campo de trabajos forzados… Ahí todavía no he llegado, pero probablemente le enviaron por hacer algo distinto a los demás y además hacerlo bien, ya lo decía Nietzsche… Humano, demasiado Humano…

MARAUDER



Tetra cilíndrico entregándome
aventuras y valles
a tres mil imágenes por minuto
contra el abismo.
Bálsamo grave de pistones
iluminando un haz de vida.
Soy sólo un rugido,
una llamada sagrada
surcando su camino.
Motas de libertad
volando hasta Laredo,
cadente hacia Alisas en el bosque.
Dos ruedas lejos de la urbe inmisericorde.
La sombra de la luminosa amada descansa,
sólo una chispa y se despliega el horizonte.
Soy un merodeador solitario,
echo la siesta en la sombra de los tilos.
Allá donde vaya el viento me protege,
mi máquina me responde.

EL MAR

La gente que mira al mar
busca un punto de realismo en sus vidas,
un punto de fuga
de la presión desesperada
y de la vida que les hostiga.
La gente que mira al mar
se pierde con sus corrientes
entre la belleza de sus curvas,
navegando despiertos
entre la fantasía de sus líneas.
El horizonte es un fin
que les mide a todos por igual,
cada ola es cada uno de ellos
luchando por mantenerse con ilusión,
desgastándose en su camino,
rompiendo hacia la orilla.


La verdad, la persona que mira al mar
siempre olvida,
aunque es preciso fundirse
entre sus sábanas
como un amante entregado
a su juego peculiar,
sin objetivos ni alardes,
entregándose con pasión y sin mentiras.
El mar es una reunión de almas perdidas,
sus tonos suelen ir desde el verde
de la esperanza por llegar
hasta el azul de la melancolía,
de la melancolía y la evasión.
¿Qué seríamos si no fuese por el mar?.
Si todos nuestros sentimientos
se deslizan líquidos por nuestra vida,
si todo lo que somos no es más,
que mar añorando un reencuentro,
una partida.

<$$$$$$> EL ABRAZO DE BRONCE



En aquella época la retirada de crédito y la falta de trabajo hizo lacónicos pero efectivos los sueños. La conversión que faltaba no del euro al dólar ni del dólar al euro propició el acertado relleno de otros huecos más etéreos. Comenzaron a dispararse las ventas de libros, sobre todo de poesía, en un mundo casualmente inverso de descenso de comercio. Las gentes llenaron los bares y los parques en una animada algarabía incubando quizá un re renacimiento. Se procuraron de una nueva fe escéptica sin ánimo de religión. Si no podían beber crianza bebían don simón, si no daba para un buen restaurante la soldada se hacían con bocadillos de esperanza y buen humor.
Los ricos siguieron siendo ricos, los tiranos siguieron siendo tiranos, pero el pueblo se unió. Por alguna escasa razón confluyeron los estereotipos apartados, honestos tan en desuso cuando había ánimo de lucro y afán de competición. En las parejas los divorcios cesaron, se quisieron sin un duro. Los cuernos, con más cuidado, siguieron su tradición. Los niños aprendieron a divertirse de nuevo sin la inmundicia pegada al cuerpo de unas zapatillas de marca o el último videojuego de acción. El único lamento ante la falta de acercamiento del amor se resolvió cuando todos se pellizcaron al unísono y en el mismo instante comprendieron que sus cuerpos seguían un paseo compartido entre migrañas y roedores hacia el tan tam de huesos golpeando la piel vetusta del último tambor. Comprendieron que no morirían nunca, porque siendo su espíritu su bien más preciado permanecerán siempre perfeccionando su labor.

ESCONDIDA DEIDAD

Siempre quise morderte
entre las piernas.
Invadir mis labios
en la tupida entrada
de tu jardín secreto,
saciarme de este sinsabor mordaz
con que hiciste agonizar mis deseos
y amarte, y entre sutilezas
y delicados fines morderte
y hacerte gritar.

Siempre intenté redescubrir
tu losa entre la hojarasca
que cayó del tiempo
y la distancia,
siempre quise mirar hacia dentro
para averiguar si todo había muerto
porque me resistía a aceptar su final.

Siempre quise morderte
entre las piernas,
enjuagar con tu vino mi boca
y embriagar mis sentidos
sin dejar de beberte
hasta olvidar que existo,
y sin existir no dejar
de quemar con tu fuego mi paladar.
Siempre quise morderte
entre las piernas,
sin mirar al cielo
para no abominar su gesto,
sin que nada se interpusiera
entre mi furtivo aliento
y tu escondida deidad.
Siempre quise morderte
entre las piernas,
espirar mis ansias
vislumbrando si mereciste
mis pasiones,
si mereció mi interminable dolor
tu atroz indiferencia,
y aún siendo negativa la respuesta,
saber,… Cuál es tu sabor en realidad.

Por Fin Lunes.



Lunes de escarcha
encharcado en supercherías,
charlotada del bambino de Montmartre
que toca la flauta sorda,
se detiene, chupada, la mira,
hay maradonas para todo,
pero esto no chifla...

Será que soy malo,
que no fui a misa,
que entre tanto follaje
flirteé con la brisa...

Será la pereza de este lunes maldito,
será la ciudad de aventuras roídas,
será la insinuación cultural
propuesta capital que enerva mi patía.
Ese Santander con mirada de perro cojinero
o lamechochos del fascismo postmoderno,
hastío de élites vacías y de hechuras henchidas.

Será que he de irme,
resorte de impaciencia
o losa de parado.
Será lo que no te dije
y no te contaré nunca, porque,
al fin y al cabo...
Vivo en este Santander de furcias
con falsa dote,
de artistas tontosdelculo, de surrealistas
de inexistentes trazos
salivando ante las instituciones
o ante cualquier falso druida,
y yo aún más substraído en tales gestas,
aún más tontoelculo que ninguno,
me voy...
Porque en esta ciudad todos los diás son lunes,
porque yo alguna vez quizá fui martes
y siento tener por fin alma de calendario.

Primeros espasmos en torno al cataclismo.

Arrebolados espasmos
remasterizados en Nashville,
pasan los días húmedos,
pájaros mojados sin canto.

Entrecruzados guiños
frente al espejo empañado,
recabando un rayo de sol
imposible en las catacumbas...

La movida es que no salgo
ni amanezco al mañana,
descubro a veces,
como la vida es mi drama.

Karma, mandala y consuelo,
largo y camino entre legañas,
ruido de fondo, ruido que clama,
volveré a sentir el sol,
se que eso ocurrirá
cuando destape la corteza de mi desgana.