JOHN KEEL.




Impacientes por morir
tiraron de la cadena.
La corriente le llevó de la mano,
todo gira, se tambalea.

Apagaron su sintonización interior,
la comunicación era su era.
El niño ninguneado
creció en su ceguera.

La historia no ayuda, pesa.
Bebida supervivencia,
ensanchada de parte a parte,
envidando a la naturaleza.

Nos observan mofándose,
nos observan mofándose,
nos observan mofándose,
soy tristemente previsible
y no se nada.

“Algo que toma muchísimas formas convive desde el principio de los tiempos y juega de forma malévola con nosotros…”