ARCO DELLA CHIESA NUOVA



Extraeré tu corazón del suelo adoquinado
donde abandonaron envoltorios de rosas.
Desnudaré tus cañerías de las
fachadas derruídas.
Escaparé del callejón
sorteando mesas vacías que cobijen
de lluvia rodillas temblorosas.

La otra salida es mucho más bonita,
doblando el caño chorreante y un cubo que rebosa,
cruzando el arco y la virgen, los ángeles y el niño,
llegando a la calle, aún escaparates
arrojando luz radiante sobre joyas
vibrando optimistas.

En ese callejón, que acicalaron
con tres salidas, siempre diluidas,
mirando al cielo
para saber si es de día.
A dos zancadas nunca suficientes
un infinito estalla en mi vejiga,
descubriré otra era, ostentación,
monumentos y más monumentos,
muchos en ruinas.

Vicollo dell’arco della Chiesa nuova 7,
un túnel de narices rotas
tras barrotes oxidados
haciendo la comida,
una puerta con pintada que separa tu vida de la vida de mi vida,
lluvia en la calle, mientras duermes
llovía,
una cuadra palaciega o la suite
de dos pobres amantes
ricos de dicha.

Vicollo dell’arco 7, todavía queda una salida,
no es radiante,
ni esperada,
ni apocalíptica,
ni estratosférica,
ni espiritual,
ni austera,
ni física.
Ese basilisco, especie o monstruo, nos imita,
es lo que somos nosotros con nuestro propio sabor,
mirándonos a los ojos,
ni tan fríos ni tan lejos,
olvidándonos del mapa que nos vendieron,
comiéndonos el uno al otro para encontrar la salida.

1 comentario:

Nirmala dijo...

Precioso Juanjo..salidas sin esquinas