Hace quince segundos el alma se encontraba suspendida
tras el azote del mar contra la roca.
En retirada los sentidos pierden su calado, su peso estanca
buscando esparcimiento en solitarias e interminables sobremesas.
En este abismo de asesinos y despistes, hostias secas a la boca,
el vidrio se inclina y el vino arde como moléculas de humana aurora.
La realidad sin expectativas ni cielo parece haberse relajado
en su objetivo.
Aún a riesgo de todo lo aprendido, la posibilidad de morir en un camino
corto al fin, aún a riesgo de amar a quemarropa.
Aún a riesgo de no saber a dónde ir...
Y darle dos besos a Machado, y andar...
Aunque no encontremos un sentido... O sí.
Andar hasta morir. Porque lo irracional funciona.
"Nadie viaja tan alto como aquel que no sabe a dónde se dirige" O. Cromwell.
"Caminante no hay camino, se hace camino al andar" A. Machado.
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